Introducción

Siempre he querido tener un espacio en el que pueda publicar mis escritos para aquellos que los quieran leer, no sigo reglas y simplemente dejo a mi imaginación que escriba lo que quiera decir. Escribo de todo, de la vida, bitácoras de viajes, lo que me preocupa y mil cosas más. Bienvenidos a todos aquellos que quieran conocer mi mundo!

viernes, 16 de marzo de 2012

EL BULLYING, UNA PESADILLA QUE SOLO QUIENES LO VIVEN LO ENTIENDEN

Hace poco tuve una anécdota con alguien que conocí. Una noche de fiesta como cualquiera, salí con un amigo que me pareció conocido, pero no le puse atención. La pasamos muy bien, nos reímos, bailamos y demás. Después nos volvimos a encontrar, y me dijo que nos habíamos conocido hace algunos años cuando yo estaba en el colegio. Me dijo que se acordaba de mí, que yo era la boba del curso en aquel entonces. A mi me dio risa y le dije que si, que era yo. Él sorprendido me decía que nunca hubiera pensado que yo fuera una persona tan especial y que, "de boba no tenía un pelo". Yo me reí… Le contesté que nunca había sido boba, simplemente eran tiempos diferentes. El empezó, como se dice vulgarmente en mi país, a echarme los perros o a cortejarme, nunca le puse atención. Ahora somos buenos amigos y cuando tiene sus tragos en la cabeza siempre me dice: “La que era la boba del curso cuando estábamos en el colegio, ahora me había dado el lujo de no haber aceptado sus cortejos”. A mí aun hoy me da risa... que pretendía ¿que cayera en sus brazos por haber sido la boba del curso? O ¿Qué yo me moría por salir con el chico play que había sido en esa época?¿ o ¿que me siento tan desesperada que no puedo aspirar a algo mejor?  No, él es un buen amigo pero lejos de tener algo conmigo. Sí, yo fui la boba del curso, la que andaba cabizbaja y se le veía llorando en ocasiones por los corredores de las instalaciones del colegio. Si… yo… a pesar de ser el centro de la fiesta, la que se para a bailar sin importarle que digan los demás, a la que conocen en todos los bares por su manera de bailar y de pasar la vida siempre con una sonrisa y rodeada de amigos, la que llega pisando fuerte y con la frente en alto, la que nunca se avergüenza de su manera de ser, a la que le importa poco que los colores que lleva puestos no le combinan, la que anda por la vida y ha logrado su sueño de independencia, la que fue activista, la que soñó con los ideales del Che y no le da pena decirlo… Si… yo fui burlada, humillada, y opacada hasta niveles indescriptibles. Yo sufrí en carne propia lo que se denomina como el “Bullying”... y es de ese tema del que quiero escribir.
He escrito esto mil veces, siempre pienso que no está bien. Aun es tanto el miedo que dudo hasta de lo que escribo. Increíble, esto pasó hace más de 20 años y todavía me da dolor de estomago cuando lo pienso. Entonces escribo hechos específicos que luego borro y vuelvo a empezar. Pero a través de esto quiero contar lo delicado que puede llegar a ser el “bullying” en la vida de una persona, entonces vale la pena seguir escribiendo.   
Del “Bullying” se dicen muchas cosas, pero la realidad es que es un infierno que nadie quisiera vivir. Algunos especulan y dicen que es una cuestión a la que no hay que ponerle mucha atención; o que es una situación buscada por quienes son víctimas de él porque son personas débiles de espíritu. También suelen decir  que es un invento de las víctimas para llamar la atención, para tener protagonismo… en fin… siempre son las víctimas las culpables de recibir sus burlas. Pero realmente los que saben del “bullying” son quienes lo padecen o lo han padecido, pues saben lo que se siente realmente. En Wikipedia definen el Bullying de la siguiente forma: “(…) acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar o por su término inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal, o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia  (12-13 años), siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas. El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.[ ]Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas (aunque estas no formen parte del diagnostico); es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin limitación de edad”.
Si aparece en Wikipedia, ¿por qué la gente tiene tanto miedo a enfrentarlo? ¿Por qué los culpables siempre son las víctimas? A pesar de ser un diagnóstico reconocido por la psicología actual y un fenómeno reconocido que viene haciendo parte de la vida de los estudiantes desde épocas anteriores, es un tema que se evade. Algunas personas dicen que es un invento y que no existe. De alguna forma esto tiene que cambiar. He oído en varias ocasiones hablar a las mamás de los adolescentes de hoy de este tema, de forma despectiva... no tienen derecho. Yo puedo hablar con propiedad de este tema, yo si entiendo de la pesadilla que eso representa para alguien que lo sufre. Lástima que nadie lo entiende si no lo ha sufrido. Yo solía pasar todas las noches ahogada en mi llanto silencioso, sin saber que iba a hacer, creyendo ser un estorbo para todo el mundo. Tristemente, las secuelas del Bullying son tan profundas que las víctimas reflejan su inseguridad en todos los ámbitos de sus vidas: en su familia, en su círculo de amigos fuera del colegio, en fin.  ¿O que tal cuando dicen que hay personas que se hacen las víctimas para llamar la atención?… ¿llamar la atención? Por Dios, eso es hablar de algo que no conocen. En mi caso yo nunca hablaba del tema, no decía lo que estaba sufriendo. Que tenía cara de tristeza todo el tiempo, pues claro no podía estar sonriente cuando mi vida era un infierno. Mis compañeras me decían que no era normal que todo un curso se fuera en contra mió, que mas bien yo era la que iba en contra de todo el mundo. Al fin y al cabo tenían razón, era demasiado diferente a ellas. Me pasaba horas pensando que había hecho yo para merecer tanta humillación, porque así era, tenía que haber sido la peor persona del planeta para merecer eso. Siempre me echaba la culpa de todo, no sabía si era por ser callada o por querer ser yo, o por tratar de ser amigable o quizás por defender lo que pensaba; nunca encontré una respuesta lógica. Siempre especulé de lo que había hecho mal para que en los tableros escribieran mi nombre acompañado de apodos estúpidos como nerdis o dumbo. Pero a mi me iba bien, tenía otra compañera a la que le decían Chucky (el muñeco diabólico que protagonizó la saga de películas llamada “Juego de niños”, de los 80 y principios de los 90) y gritaban cada vez que la veían porque les daba miedo. Las que daban miedo eran ellas. En otra ocasión cuando estaba en décimo, salió el chisme que yo era lesbiana. ¡Por Dios!, como se nota que no tenían idea quien era yo. Desafortunadamente desde pequeña he sido una persona extremadamente sensible,  por algo nací artista, cada palabra entraba en mi corazón y se clavaba como una daga. Me resigné entonces solo a respirar cuando estaba en el colegio, a oír y a no opinar.
Yo estudié en un colegio de señoritas de bien de Bogotá, pero nunca logré encajar en ese mundo. Con los años entendí que no todo el mundo es para todos los colegios, ni para todas las empresas, ni para todas las Universidades. Yo no tenía el carácter para haber estudiado en ese colegio, pues mis prioridades en la vida eran otras muy diferentes a las prioridades de mis compañeras: Yo quería ser profesional, no esposa; yo quería ser independiente, no ama de casa; yo quería tener dinero por mis propios medios, no ser mantenida; yo me vanagloriaba de mis triunfos, no de los triunfos de un novio que era el hit del momento y era un imbécil; mientras yo hablaba de política y filosofía con mis amigos del barrio, mis compañeras se emborrachaban y lucían a sus novios. Gracias a Dios ese período de mi vida se terminó... cuando me gradué fui absolutamente feliz. Fue como despertar de una pesadilla y empezar a vivir. Claro que el día de mi grado, una profesora me hizo habilitar un examen de Química. Hasta el último momento se empeñaron en hacer mi vida cuadritos. Que injusticia.
Lo divertido es que con los años, muchas de mis compañeras me buscaron y me pidieron perdón. Me invitaron a las reuniones de ex alumnas... en las cuales se reiteraba que yo no era del mismo mundo. Todas hablan de sus niños, de la enfermera, la empleada, en fin; en cambio yo comentaba sobre la última campaña que sacado al aire, de mi vida de soltera e independiente, del novio con el que  había terminado, de la fiesta que había tenido la noche anterior, en fin. La mayoría de ellas hoy en día son amas de casa, en cambio yo soy una workoholic consumada. Pero bueno, la nobleza de mis compañeras me pareció un acto digno de ser reconocido y por eso asistí a las reuniones.  
Seguramente debe haber casos en los que las víctimas se ganen el matoneo, pero en mi caso no fue así. Por más de 7 años, me la pasé buscando la respuesta a lo tan grave que había hecho y nunca la encontré. Aquellos que sufrimos el matoneo, somos los que entendemos lo que significa levantarse y desear no haber despertado. ¿Cuántas veces desee estar muerta para no ir al colegio? ¿Cuantas veces me encerré en un baño durante el recreo a llorar? ¿Cuantas veces no desee ser invisible? Andaba cabizbaja por los corredores del colegio y entonces me decían la sombra (entre otros apodos como los ya mencionados, nerdis, dumbo, el mueble, la lesbiana, en fin…) con burlas y carcajadas. Cuando me gradué prometí dejar todo lo del colegio a un lado, para vivir mi vida como yo la quisiera vivir. Me fui para Estados Unidos y fui absolutamente feliz, luego vino la Universidad que disfrute al máximo e hice grandes amigos que aun están a mi lado. Sin embargo las cicatrices del “buliying” salen con los años. Ese es el verdadero peligro, que las consecuencias son fatales y salen a relucir en la adultez de sus víctimas. Por eso no se puede tratar como cualquier cosa. Hay personas que se han suicidado por este tema, hay quienes no logran sacar sus carreras adelante. En mi caso los problemas fueron  de inseguridades, miedos, relaciones sentimentales caóticas y serios problemas de salud. ¿Pueden creer que yo empecé a sufrir de gastritis a los 13 años? Pues sí. Mamás y Papás, pongan atención en el comportamiento de sus hijos adolescentes. Cuiden su integridad y si ven que cumple con algún síntoma de ser víctimas del “Bullying”, cámbienlo de colegio, llévenlo a estudiar a otro lado, tomen medidas sobre el asunto. Tengan en cuenta eso sí, que una víctima nunca va a decir que lo es, pues vive atemorizado y lo ocultará hasta las últimas consecuencias. Por favor tengan cuidado cuando hablen del Bullying escolar, rueguen para que sus hijos no lo vivan y traten de evitar que sus hijos sean los victimarios. Evítenles cargar con la culpa de haberle hecho la vida imposible a alguien igual a él, pues quizás ese alguien de quien se burla puede darles la mano en algún momento de la vida.  
Pues miren mi anécdota... hora después de tantos años, todavía hay quienes me reconocen porque fui la boba del curso. Es un rótulo imposible de borrar. Y soporto comentarios como los de mi amigo, “la boba del curso se da el lujo de no pararme bolas”. Cuando dicen algo así  me da risa y los miro a los ojos y en el fondo me burlo de ellos con mi rechazo. En esa ocasión otro amigo me pidió que le contara la verdad y mi versión de los hechos, pues era imposible lo que estaban contando de mi... lo miré y le respondí: "No hay otra versión, yo fui la boba del curso".