Introducción

Siempre he querido tener un espacio en el que pueda publicar mis escritos para aquellos que los quieran leer, no sigo reglas y simplemente dejo a mi imaginación que escriba lo que quiera decir. Escribo de todo, de la vida, bitácoras de viajes, lo que me preocupa y mil cosas más. Bienvenidos a todos aquellos que quieran conocer mi mundo!

martes, 4 de diciembre de 2012

LAS DIFERENTES ETAPAS DE LA TUSA



Si buscamos el significado de Tusa en Wikipedia aparecen dos significados: 

· Es una localidad italiana de la provincia de Messina 

· Es el residuo producido luego de desgranar la mazorca del maíz. 

En nuestra idioma coloquial, la tusa es lo que queda en el alma después de una pérdida amorosa, es como una enfermedad que nos consume. O por lo menos eso es lo que entiendo yo. Entonces si unimos ambos significados, los que más se relacionan porque claramente nada tiene que ver la localidad Italiana a no ser que se hubiera terminado la relación amorosa en esa localidad, cuando tenemos tusa somos un residuo producto de desgranar todos nuestros sentimientos de nosotros mismos y dejarnos inservibles. 

Cuando se acaba una relación la tristeza nos invade de tal forma, que sentimos un dolor profundo en el corazón que se clava entre nuestras costillas y se confunde con un dolor hasta de estómago. Es una angustia y una tristeza profundas. Todo el tiempo tratamos de hallar las razones por las cuales pasó, en que fallamos, que fue lo que faltó para que funcionara. Es entonces el momento en el que nos echamos la culpa de todo, y nos perdemos en el pensamiento del que hubiera pasado si… si yo hubiera sido… si yo hubiera hecho… si yo no hubiera dicho… en fin… Reina la culpa. Buscamos una serie de respuestas a preguntas que no sabemos como responder. Así seamos nosotros quienes hayamos terminado, si hubo amor y hubo ilusión, no se puede evitar el dolor en una ruptura amorosa. Muchas veces terminamos cuando ya sentimos que viene el final, o simplemente un día nos dicen se acabó cuando más enamorados estábamos; y otras veces nos sentimos desgastados de luchar por una relación sin pies ni cabeza y un día nos damos cuenta que se nos acabó el amor y es mejor alejarse que seguir en el desgaste de no saber que va a pasar. Y a partir de ahí entonces empezamos a vivir las diferentes etapas de la Tusa, eso sí vistas desde la perspectiva femenina.

Etapa de “muerte total”: es esa etapa en donde no queremos saber de nada, y sentimos que nos ahogamos en nuestro propio llanto. Así haya sol es como si se hubiera apagado, no queremos salir y lo único que nos provoca es llorar. Es en ese momento en que aquellas que fumamos, los cigarrillos no nos rinden y las cajetillas desfilan por las canecas. Es como si mientras más fumáramos, la tristeza se esfumara o algo así… pero lo único que nos da es un dolor de cabeza horrible y un dolor de garganta que se une al dolor de la tusa que nos consume por dentro. Las que no fuman, unas comen todo el helado y el chocolate que se encuentran a su paso; otras duermen; y otras ni comen, ni duermen y no hacen sino llorar. Yo por mi lado lloro, fumo, no como, y lo único que quiero es dormir, pero en las noches sufro de insomnio, no me hayo en ningún lugar, quiero correr pero no se a donde. Es un desasosiego total. Esa es la etapa más dura de la tusa, la etapa inicial. En esta etapa leemos las cartas mil veces que nos escribieron durante la relación, vemos las fotos,  y no nos cansamos de recorrer cada uno de los momentos que pasamos al lado de aquel con el que acabamos de terminar. Eso sin mencionar la leída eterna de los chats, los mensajes, las conversaciones guardadas, y hasta los mails.

La etapa de “no me importa”: Luego de la etapa de muerte total, llega la etapa de la rabia donde decimos que ya no nos importa el cabrón que decía ser nuestro novio. Después de llorar y extrañar llega el momento de pensar… ¿por qué llorar por ese tipo si ese imbécil me dejó y nunca me valoró? En esta etapa ya no nos referimos a los ex amados como mi ex, o como solemos poner el mi por delante de los nombres que es algo ridículo pues al fin y al cabo nadie es de nadie. Nos referimos a ellos como el idiota ese, o el imbécil, o cualquier tipo de palabra ofensivas que por lo general no es tan educadamente como las que pongo en este escrito. Por lo general son de color censurable, y no bajan de ese tal por cual. El rencor acompaña nuestros días. El dolor se transforma en rabia y odio. Ellos tienen la culpa de todo lo malo que nos pasa. Es entonces cuando borramos todos los mensajes que nos lo recuerden, botamos las mil y una fotos en las que aparece, y lo que se puede romper lo volvemos trizas como si fueran ellos mismos. Los sacamos de Faceboock, los bloquemos en twiter, y sentimos que con eso los vamos a ofender y van a sentir nuestro odio.  Tan idiotas, cuando ellos se dan cuenta como un mes después de que los sacamos. Pero en fin, estamos en la etapa de la rabia, la etapa del no me importa.

La etapa de “sin él pero viva”: Luego viene la etapa de resignación. Es esa etapa en donde ya superado el dolor y la rabia, nos resignamos a estar sin ellos. Entonces ya nos gustaría recuperar algunas de las fotos que botamos y ya no se pueden encontrar de nuevo. Empezamos a entender y a disculpar, y nos repetimos una y otra vez que era mejor así, que definitivamente no era para mi; que no hacíamos una buena pareja; que es una gran persona pero no somos el uno para el otro; y toda la filosofía barata que supuestamente nos hace sentir mejor. Entonces los desbloqueamos de las redes sociales, pero suspiramos si los vemos conectados en alguna de ellas como en Skype. Nos vamos entonces por el camino de la civilización, y si los vemos conectados difícilmente los saludamos o preferimos desconectarnos para no verlos mas. Una actitud super civilizada. Resignadas decidimos a cambiar de look, trabajar como locas para no extrañarlos, y llamar a todos a los amigos con los que hace mil años no nos hablamos para tener plan todos los días.

La etapa “felizmente disponible”: Pero la mejor etapa es la última… la del agradecimiento. Un día nos conectamos a facebook y nos damos cuenta que el tipo que nos gustaba y nos encantaba antes de cuadrarnos con el susodicho ex novio, nos escribe y nos pregunta que cómo estamos y que por qué no nos vemos… o que tal cuando nos enteramos que otro ex novio de hace rato terminó su relación y que nos quiere volver a ver porque nunca nos pudo olvidar… es ahí donde agradecemos y decimos “Gracias Dios mío que estoy soltera y disponible”….  

Estas son las diferentes etapas de la Tusa, decida usted en cual etapa está. 

domingo, 29 de julio de 2012

CHARLY GARCÍA; MUCHO MÁS QUE UN ÍDOLO, UN ÍCONO DE TODOS LOS TIEMPOS.



La vida pasa en un segundo por mis recuerdos. Sin saber ya estoy grande, y me parece que fue ayer que era una adolescentes que soñaba con Cambiar el mundo. Y quizás ahora me doy cuenta que no lo logré cambiar, más bien que el mundo me cambió a mí. Pero quedan aquellas épocas grabadas en mi memoria, esas épocas en las que solo quería llegar del colegio, tirar lejos la maleta, e ir corriendo a encontrarme con mis amigos del barrio. Aquellos amigos con los que podía desaparecer y ser yo misma. Salirme de la superficialidad que me rodeaba, y soñar colectivamente con lo que queríamos hacer de verdad. De esos amigos algunos quedaron, y otros desaparecieron como debieron desaparecer los Dinosaurios, pero nunca lo hicieron. Eran esos tiempos en los que Charly García gobernaba nuestras mentes, nuestros ideales, y nuestros pensamientos. Las canciones de Suigeneris, de Serú Girán, y sus canciones como solista, eran un disco repetido en nuestros encuentros y en nuestras caminatas por las calles olvidadas de mi barrio. Eran esas canciones que alimentaban nuestra sed de hacer justicia en el mundo, y que nos hacían soñar con crecer y hacer las cosas mejor de lo que las hicieron las generaciones pasadas. Al fin y al cabo no lo logramos, ni ellos, ni yo, pero ahí seguimos luchando por nosotros mismos. Éramos esos mamertos, que nos reuníamos en las casas del barrio y hacíamos tertulias; de política, de filosofía, y de existencialismo. Y las hacíamos alrededor de la música de Charly García, de Fito y de Silvio Rodriguez. Aunque siempre primó Charly. Cantábamos Mariel y el capitán, Natalio Ruiz, Los Dinosaurios, Botas Locas, Inconsciente colectivo, y mil más.   Entonces era nuestro ícono y seguíamos su historia. Pero ya en ese momento, su historia era un poco estrellada; un drogadicto que vivía de las excentricidades de la fama. Sus historias nos causaba un poco de tristeza, aunque como era Dios, todo se le perdonaba. Es un poco absurdo que cuando Charly García estaba en la cúspide de su fama y cantaba las canciones que más me gustaban de él, yo ni siquiera había nacido.  Me tocó la decadencia del ídolo. Pero he cantado sus canciones un millón de veces y he llorado con ellas. Sus canciones eran para nosotros contemporáneas y hablaban de nuestra actualidad. Por ejemplo; cuando estábamos a punto de graduarnos del colegio, mis amigos tenían que prestar servicio militar y no faltaba la Canción “Botas Locas” en nuestros encuentros. A todos les tocaba prestarlo, y ninguno lo quería hacer. Era parte de nuestra época, y era como si él estuviera de nuestra de edad, y sus canciones viejas fueran los últimos éxitos del momento para nosotros. Él no ha dejado de renovarse en su música, incluso cuando era adolescente, pero las canciones que más nos gustaban de él eran las viejas.  El resto del mundo nos veía como los vivos representantes de los mamertos. Y nosotros éramos unos jóvenes con sueños y ganas de libertad. Con ganas de hacer historia, y de crecer. Nos importaba poco que nos catalogaran como los irreverentes,  Hippies, mamertos o colinos; éramos nosotros y nada más.  
Cuento esto, porque ver a Charly en vivo me hizo revivir toda mi historia, cosa que nunca pensé que iba a poder hacer. Fue increíble verlo ahí, a pocos metros de mi… fui absolutamente feliz. Fui adolescente de nuevo. Siempre soñé oír “Canción para mi muerte” en vivo, cantada por el maestro y siempre inmortal Charly. Nunca pensé poder hacerlo. Antes de recuperarse por su drogadicción llevada al extremo, él dejaba a su público botado en concierto, la droga lo tenía consumido, su irreverencia en el escenario, su agresividad contra el público y colegas, sus huesos forrados por su piel sin nada de carne entre ambos, su historia, su solead, sus ganas de ser Dios y tenerlo todo ganado, lo alejaban cada vez de mi sueño de verlo. ¿Para que lo iba a ver? Mejor seguía oyendo sus discos, y conservaba la visión de mi ídolo intacta.  Y mira como es la vida… Charly resucitó entre los muertos, volvió a un escenario más vivo que nunca, cantó al lado de sus músicos, dio las gracias a Bogotá y al público que lo aclamaba, se veía gordo, y para cerrar su impecable presentación, cantó la tan anhelada por todos “Canción para mi muerte”. Yo siempre he criticado aquellos que lloran en los conciertos, me parece absurdo, pero ese día inevitablemente lloré. No podía creer que estaba viendo al mismísimo Charly García, cantando una canción completa en frente mío y en vivo. Eso fue como un sueño, como algo que siempre quise pero parecía imposible.
Un personaje que siempre ha estado acompañado por la polémica, por sus escándalos, por su irreverencia. Vivió la oscura época de la represión en Argentina. Una época en la que temía que sonara el teléfono, pues podían ser noticias de que algún amigo, o una ex novia, o un conocido, había caído en manos de la milicia argentina y estaban condenados a desaparecer y a morir como tantos lo habían hecho. Fueron épocas de miedo, de angustia, en las que su única arma fue la música. Le Censuraron varias canciones por ir en contra del régimen, y utilizó las metáforas para expresar su descontento con lo que pasaba diariamente en la Argentina de esos años. Después de un concierto, llegó a su casa y lo encontró todo destruido, y sin embargo seguía ahí. En todo sentido, su arma siempre fue la música, y también fue su salvación. Pasó por muchos momentos, tratando de ser coherente con su historia y con su vida. Sin embargo, a nadie proclames que es “Dios”, porque se lo puede creer como se lo creyó él. Fue proclamado como el genio de la canción Argentina y latinoamericana, el príncipe del Rock en español, a él todo se le perdonaba, todas sus excentricidades eran parte de su manera de ser. Y él mismo decía:  “El genio es un loco que puede hacer algo con su locura, yo soy un genio”. “Los políticos son profesionales de la política”. “Yo nunca me traicioné”. Su fama lo llevó a la perdición. La fama puede acabar con los dioses en un segundo pues creen ser inmortales. Charly experimentó la soledad, la tristeza, el desprecio de sus seguidores; y sin embargo se paró, se levantó, y estuvo de nuevo ganándose a su público con las canciones que todos nos sabíamos. Eso lo hace más grande que su misma historia, es un ser humano que ha sobrevivido a mil batallas. No es Dios, pero si es grande.
En medio del concierto, soñé con tener 15 años de nuevo y estar al lado de mis amigos del barrio, aquellos amigos con los cuales fui grande y encontré mi lugar en el mundo. Mis amigos de “La Colina”. Mientras oía “Los dinosaurios”, y veía a nuestro ídolo cantar en frente mío, pensaba si ellos estaban entre la multitud y recordaban lo mismo que yo. Aquellos amigos con los que rasguñábamos las piedras sin importar lo que podían pensar de nosotros. Éramos un grupo donde todos estábamos dispuestos a todo por nosotros mismos. Donde ofendían a uno, y nos ofendían a todos. Donde todo era posible en medio de la incertidumbre de vivir. ¿Que será de todos ellos? ¿Donde habrán quedado? Yo estaba en primera fila, y quería estar al lado de todos para compartir con ellos lo que yo estaba sintiendo. Charly en persona, coherente, cantando las canciones completas, sin tirar guitarras, ni agreder al público. Yo estaba ahí, con mis recuerdos proyectados en mi mente como una película, y lágrimas en mis ojos. Peo no estaba sola, estaba con una amiga, que aunque no fue de mis amigas del barrio, tuvo una historia parecida a la mía cuando ambas éramos adolescentes, y por eso nos unió un ideal común, Ver a Charly frente a nosotras. Un ídolo que estaba caído, ahora lo veíamos frente a nosotras, a pocos metros de donde estábamos. Mi amiga y yo vibrábamos con cada canción. Lo ame, ame ese momento inolvidable. El renacer de un ídolo que estaba muerto entre sus ínfulas de Dios; un ídolo que vivió en carne propia la soledad, la tristeza, y la desolación; un ídolo que volvió a ser grande y lo vi de nuevo como siempre soñé verlo. Sos grande Charly!, has marcado más de tres décadas, has hecho historia con tu música, y a pesar de todo te seguimos aclamando tus fans.
Solo me queda decir: “Los amigos del barrio pueden desaparecer, las canciones de radio pueden desaparecer, pero Dinosaurios van a desaparecer… No estoy tranquilo mi amor, hoy es sábado en la noche, un amigo está en cana … O mi amor yo quiero estar liviano… Cuando el mundo ira para abajo, es mejor no estar atado a nada, imaginen a los Dinosaurios en la cama…”

martes, 19 de junio de 2012

MI GENERACIÓN


He estado durante toda la tarde oyendo una emisora de nombre “Fantástica”. Descubrí  que me encanta. ¿Pero por qué me encanta? Me sé todas las canciones. Aquellas canciones de Soda Stereo que escuchaba cuando estaba en el colegio. O que tal volver a oír a los Prisioneros con su ”Baile de los que sobran”; o las canciones de Shakira… esas canciones de su álbum “Pies descalzos”, cuando era pelinegra y gordita aun. O que tal las canciones de Franco De Vita como “Somos tres”; o a Juan Luis Guerra con “Ojala que llueva café en el campo” o “Te regalo una Rosa”. Esas canciones con las que tantos aprendimos a bailar y oíamos en los bazares y en los proms de los colegios.
El que empezó a leer esto y se siente identificado es porque es de mi generación, pues son las canciones de finales de los 80 que seguían siendo un hit durante los 90s. Son las canciones que definen nuestra ideología, nuestra manera de pensar y de vivir, nuestra identidad. Pero el remate de todo fue escuchar “Mi Generación”, esa canción que cantaba Andrés Cepeda cuando existía Poligamia. ¿Se acuerdan? “Yo nací con mis vecinos, cuando hablar era un delirio, allá en el 73…. (…) De mi casa hasta Unicentro, nunca tuve mucho tiempo para preguntar por qué… “ Claro, esto lo entiende mi generación colombiana, más que las generaciones de otros países, aunque hay factores comunes entre todos.  
Somos una generación que se debate entre el estrés y el éxito, entre el hogar y la vida laboral. Y la peor parte no la llevamos las mujeres. Aunque gracias a muchos esfuerzos, y a la falta de tiempo de hoy por el afán de sobresalir, los hombres han aprendido a cocinar, a arreglar la loza, y a mantener el orden del hogar. Esto no hace felices a muchas mamás de estos nuevos hombres, que crecieron bajo el principio de que el hombre se debate en la esfera pública y la mujer en la esfera privada del hogar. Pero esta fue la vida que nos tocó vivir a todos. Nos guste o no. Hoy Hombres y mujeres trabajamos a la par y así nos debemos ayudar Sin embargo somos una generación inestable. Todos sabemos que hoy estamos en un lugar, pero mañana no sabremos donde vamos a estar. Una generación en la que no existe la seguridad laboral, no existen las parejas de amor eterno como las que vivimos con nuestros padres. Todo termina, todo es volátil, como nuestro diario vivir. Estamos tan preocupados por el presente, y por el mucho trabajo que tenemos diariamente, que dejamos de lado otras cosas sin darnos cuenta que el trabajo seguramente mañana no lo tendremos. Somos ambiciosos y todos soñamos con nuestra empresa para no pensar en que mañana terminaremos sin trabajo y sin saber que hacer. Una generación donde nos esforzamos por aprender cada día más, y conseguir una mejor oportunidad laboral. Esa generación X de la que habla Andrés Lopez en la pelota de Letras. Mujeres que nos debatimos entre ser mamás y el ser ejecutivas, la independencia y la libertad y el deseo innato en muchas de nosotras de ser mamás. Una generación que se contradice todo el tiempo entre su afán y sus sueños.
Una generación condenada al estrés, al afán, al correr cada día con más cosas de las que podemos hacer para sentir que somos útiles e indispensables. Personas que día a día nos queremos devorar el mundo. Una generación que aun sueña con las canciones que hicieron parte de la banda sonora de nuestras vidas en la adolescencia. Aquellas canciones con las cuales nos llenábamos de energía y alimentaban nuestras ganas de ser grandes. El poder hablar de sexo a viva a voz cuando aun era un tabú, poder ver a la persona que amabas a través de “La persiana Americana”. Tiempos en los que estábamos llenos de sueños, sin saber con el mundo que nos íbamos a enfrentar. Un mundo donde todo es afán, todo es para ya, y como la tecnología va más rápido de lo que nosotros podemos ir, todo es más rápido, más inmediato. Y tanto frenetismo, en el fondo ha condenado a mi generación a la enfermedad, a la frustración y a la inestabilidad.
¿Si no hay una estabilidad económica, como puede haber una inestabilidad emocional o de pareja? Hay quienes lo logran, los admiro. Pero la carrera va tan rápido para saciar nuestra ambición, que la familia y la pareja han quedado en segundo plano. En el caso de las mujeres, o de mi caso, la mayoría hemos luchado tanto por ser profesionales que cuando queremos armar una familia no tenemos como, estamos solas. Siempre hemos dejado ese frenético afán por encima de pensar en formar una familia como en la que nos tocó crecer. Entonces ya estamos demasiado grandes, y como tener pareja ha sido un tema secundario en nuestras vidas, ahora no es fácil estar con alguien. Nos acostumbramos a ser demasiado independientes. Entonces nos quedamos muy solas. Además porque siempre tratamos de tener más plata porque nunca sabemos cuando nos vamos a quedar sin trabajo, y hay que estar preparadas. Entonces los ideales que nos inculcaron pequeñas y los juegos de muñecas, quedaron en los armarios de las casas de nuestros papás. Nosotras nos dedicamos a ser profesionales y a correr sin saber a donde, pero a correr sin sentido. Digo sin sentido porque en el momento en el que ya se acabó el trabajo, se nos acabó la fuente de nuestras vidas, la razón de ser y queremos morir. Pero no es un problema solo de las mujeres, los hombres también van en una carrera que no saben donde parar, y un miedo a formar familia porque no van a tener como sostenerla. Si difícilmente se sostienen a ellos mismos. La pregunta entonces es:  ¿que pasa si forman una familia, y mañana se quedan sin trabajo? ¿Que pasa con su familia? Con el sueldo de una sola persona no alcanza para el diario vivir.
Somos una generación triste, que ha vivido la violencia en carne propia. No conozco la primera familia colombiana que no tenga un secuestro cerca, o a la que no le haya estallado una bomba al lado de la casa, o del carro, o de la oficina. Una generación que además de toda la inestabilidad que vivimos, aprendimos a agachar la cabeza mientras las balas se cruzan para poder seguir corriendo en nuestro afán por salir adelante con las pocas herramientas que nos la sociedad. Somos nosotros solos contra el mundo.
Somos el resultado de una generación dolida, que anda en el afán incontrolable por salir adelante, pero es una generación más sola que acompañada. Una generación que va de afán por el mundo por defender un momento, porque a largo plazo no pensamos. Seguro no tendremos trabajo y hay que mirar como podemos hacer de ese tiempo un momento más seguro. Una generación Workoholic que va de frente al mundo afrontándolo todo y poniendo la cara así el golpe lo recibamos en pleno. Pero entonces pensamos que son los golpes los que nos harán más fuertes. Esa es mi generación, pues al final solo quedará el baile de los que sobran, y no queremos ser uno más del montón… así ya lo seamos.
¿Donde quedaron los sueños de las canciones? ¿Donde quedaron los sueños de grandeza? Se perdieron en nuestro afán por sacar adelante el día a día. 

viernes, 16 de marzo de 2012

EL BULLYING, UNA PESADILLA QUE SOLO QUIENES LO VIVEN LO ENTIENDEN

Hace poco tuve una anécdota con alguien que conocí. Una noche de fiesta como cualquiera, salí con un amigo que me pareció conocido, pero no le puse atención. La pasamos muy bien, nos reímos, bailamos y demás. Después nos volvimos a encontrar, y me dijo que nos habíamos conocido hace algunos años cuando yo estaba en el colegio. Me dijo que se acordaba de mí, que yo era la boba del curso en aquel entonces. A mi me dio risa y le dije que si, que era yo. Él sorprendido me decía que nunca hubiera pensado que yo fuera una persona tan especial y que, "de boba no tenía un pelo". Yo me reí… Le contesté que nunca había sido boba, simplemente eran tiempos diferentes. El empezó, como se dice vulgarmente en mi país, a echarme los perros o a cortejarme, nunca le puse atención. Ahora somos buenos amigos y cuando tiene sus tragos en la cabeza siempre me dice: “La que era la boba del curso cuando estábamos en el colegio, ahora me había dado el lujo de no haber aceptado sus cortejos”. A mí aun hoy me da risa... que pretendía ¿que cayera en sus brazos por haber sido la boba del curso? O ¿Qué yo me moría por salir con el chico play que había sido en esa época?¿ o ¿que me siento tan desesperada que no puedo aspirar a algo mejor?  No, él es un buen amigo pero lejos de tener algo conmigo. Sí, yo fui la boba del curso, la que andaba cabizbaja y se le veía llorando en ocasiones por los corredores de las instalaciones del colegio. Si… yo… a pesar de ser el centro de la fiesta, la que se para a bailar sin importarle que digan los demás, a la que conocen en todos los bares por su manera de bailar y de pasar la vida siempre con una sonrisa y rodeada de amigos, la que llega pisando fuerte y con la frente en alto, la que nunca se avergüenza de su manera de ser, a la que le importa poco que los colores que lleva puestos no le combinan, la que anda por la vida y ha logrado su sueño de independencia, la que fue activista, la que soñó con los ideales del Che y no le da pena decirlo… Si… yo fui burlada, humillada, y opacada hasta niveles indescriptibles. Yo sufrí en carne propia lo que se denomina como el “Bullying”... y es de ese tema del que quiero escribir.
He escrito esto mil veces, siempre pienso que no está bien. Aun es tanto el miedo que dudo hasta de lo que escribo. Increíble, esto pasó hace más de 20 años y todavía me da dolor de estomago cuando lo pienso. Entonces escribo hechos específicos que luego borro y vuelvo a empezar. Pero a través de esto quiero contar lo delicado que puede llegar a ser el “bullying” en la vida de una persona, entonces vale la pena seguir escribiendo.   
Del “Bullying” se dicen muchas cosas, pero la realidad es que es un infierno que nadie quisiera vivir. Algunos especulan y dicen que es una cuestión a la que no hay que ponerle mucha atención; o que es una situación buscada por quienes son víctimas de él porque son personas débiles de espíritu. También suelen decir  que es un invento de las víctimas para llamar la atención, para tener protagonismo… en fin… siempre son las víctimas las culpables de recibir sus burlas. Pero realmente los que saben del “bullying” son quienes lo padecen o lo han padecido, pues saben lo que se siente realmente. En Wikipedia definen el Bullying de la siguiente forma: “(…) acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar o por su término inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal, o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia  (12-13 años), siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas. El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.[ ]Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas (aunque estas no formen parte del diagnostico); es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin limitación de edad”.
Si aparece en Wikipedia, ¿por qué la gente tiene tanto miedo a enfrentarlo? ¿Por qué los culpables siempre son las víctimas? A pesar de ser un diagnóstico reconocido por la psicología actual y un fenómeno reconocido que viene haciendo parte de la vida de los estudiantes desde épocas anteriores, es un tema que se evade. Algunas personas dicen que es un invento y que no existe. De alguna forma esto tiene que cambiar. He oído en varias ocasiones hablar a las mamás de los adolescentes de hoy de este tema, de forma despectiva... no tienen derecho. Yo puedo hablar con propiedad de este tema, yo si entiendo de la pesadilla que eso representa para alguien que lo sufre. Lástima que nadie lo entiende si no lo ha sufrido. Yo solía pasar todas las noches ahogada en mi llanto silencioso, sin saber que iba a hacer, creyendo ser un estorbo para todo el mundo. Tristemente, las secuelas del Bullying son tan profundas que las víctimas reflejan su inseguridad en todos los ámbitos de sus vidas: en su familia, en su círculo de amigos fuera del colegio, en fin.  ¿O que tal cuando dicen que hay personas que se hacen las víctimas para llamar la atención?… ¿llamar la atención? Por Dios, eso es hablar de algo que no conocen. En mi caso yo nunca hablaba del tema, no decía lo que estaba sufriendo. Que tenía cara de tristeza todo el tiempo, pues claro no podía estar sonriente cuando mi vida era un infierno. Mis compañeras me decían que no era normal que todo un curso se fuera en contra mió, que mas bien yo era la que iba en contra de todo el mundo. Al fin y al cabo tenían razón, era demasiado diferente a ellas. Me pasaba horas pensando que había hecho yo para merecer tanta humillación, porque así era, tenía que haber sido la peor persona del planeta para merecer eso. Siempre me echaba la culpa de todo, no sabía si era por ser callada o por querer ser yo, o por tratar de ser amigable o quizás por defender lo que pensaba; nunca encontré una respuesta lógica. Siempre especulé de lo que había hecho mal para que en los tableros escribieran mi nombre acompañado de apodos estúpidos como nerdis o dumbo. Pero a mi me iba bien, tenía otra compañera a la que le decían Chucky (el muñeco diabólico que protagonizó la saga de películas llamada “Juego de niños”, de los 80 y principios de los 90) y gritaban cada vez que la veían porque les daba miedo. Las que daban miedo eran ellas. En otra ocasión cuando estaba en décimo, salió el chisme que yo era lesbiana. ¡Por Dios!, como se nota que no tenían idea quien era yo. Desafortunadamente desde pequeña he sido una persona extremadamente sensible,  por algo nací artista, cada palabra entraba en mi corazón y se clavaba como una daga. Me resigné entonces solo a respirar cuando estaba en el colegio, a oír y a no opinar.
Yo estudié en un colegio de señoritas de bien de Bogotá, pero nunca logré encajar en ese mundo. Con los años entendí que no todo el mundo es para todos los colegios, ni para todas las empresas, ni para todas las Universidades. Yo no tenía el carácter para haber estudiado en ese colegio, pues mis prioridades en la vida eran otras muy diferentes a las prioridades de mis compañeras: Yo quería ser profesional, no esposa; yo quería ser independiente, no ama de casa; yo quería tener dinero por mis propios medios, no ser mantenida; yo me vanagloriaba de mis triunfos, no de los triunfos de un novio que era el hit del momento y era un imbécil; mientras yo hablaba de política y filosofía con mis amigos del barrio, mis compañeras se emborrachaban y lucían a sus novios. Gracias a Dios ese período de mi vida se terminó... cuando me gradué fui absolutamente feliz. Fue como despertar de una pesadilla y empezar a vivir. Claro que el día de mi grado, una profesora me hizo habilitar un examen de Química. Hasta el último momento se empeñaron en hacer mi vida cuadritos. Que injusticia.
Lo divertido es que con los años, muchas de mis compañeras me buscaron y me pidieron perdón. Me invitaron a las reuniones de ex alumnas... en las cuales se reiteraba que yo no era del mismo mundo. Todas hablan de sus niños, de la enfermera, la empleada, en fin; en cambio yo comentaba sobre la última campaña que sacado al aire, de mi vida de soltera e independiente, del novio con el que  había terminado, de la fiesta que había tenido la noche anterior, en fin. La mayoría de ellas hoy en día son amas de casa, en cambio yo soy una workoholic consumada. Pero bueno, la nobleza de mis compañeras me pareció un acto digno de ser reconocido y por eso asistí a las reuniones.  
Seguramente debe haber casos en los que las víctimas se ganen el matoneo, pero en mi caso no fue así. Por más de 7 años, me la pasé buscando la respuesta a lo tan grave que había hecho y nunca la encontré. Aquellos que sufrimos el matoneo, somos los que entendemos lo que significa levantarse y desear no haber despertado. ¿Cuántas veces desee estar muerta para no ir al colegio? ¿Cuantas veces me encerré en un baño durante el recreo a llorar? ¿Cuantas veces no desee ser invisible? Andaba cabizbaja por los corredores del colegio y entonces me decían la sombra (entre otros apodos como los ya mencionados, nerdis, dumbo, el mueble, la lesbiana, en fin…) con burlas y carcajadas. Cuando me gradué prometí dejar todo lo del colegio a un lado, para vivir mi vida como yo la quisiera vivir. Me fui para Estados Unidos y fui absolutamente feliz, luego vino la Universidad que disfrute al máximo e hice grandes amigos que aun están a mi lado. Sin embargo las cicatrices del “buliying” salen con los años. Ese es el verdadero peligro, que las consecuencias son fatales y salen a relucir en la adultez de sus víctimas. Por eso no se puede tratar como cualquier cosa. Hay personas que se han suicidado por este tema, hay quienes no logran sacar sus carreras adelante. En mi caso los problemas fueron  de inseguridades, miedos, relaciones sentimentales caóticas y serios problemas de salud. ¿Pueden creer que yo empecé a sufrir de gastritis a los 13 años? Pues sí. Mamás y Papás, pongan atención en el comportamiento de sus hijos adolescentes. Cuiden su integridad y si ven que cumple con algún síntoma de ser víctimas del “Bullying”, cámbienlo de colegio, llévenlo a estudiar a otro lado, tomen medidas sobre el asunto. Tengan en cuenta eso sí, que una víctima nunca va a decir que lo es, pues vive atemorizado y lo ocultará hasta las últimas consecuencias. Por favor tengan cuidado cuando hablen del Bullying escolar, rueguen para que sus hijos no lo vivan y traten de evitar que sus hijos sean los victimarios. Evítenles cargar con la culpa de haberle hecho la vida imposible a alguien igual a él, pues quizás ese alguien de quien se burla puede darles la mano en algún momento de la vida.  
Pues miren mi anécdota... hora después de tantos años, todavía hay quienes me reconocen porque fui la boba del curso. Es un rótulo imposible de borrar. Y soporto comentarios como los de mi amigo, “la boba del curso se da el lujo de no pararme bolas”. Cuando dicen algo así  me da risa y los miro a los ojos y en el fondo me burlo de ellos con mi rechazo. En esa ocasión otro amigo me pidió que le contara la verdad y mi versión de los hechos, pues era imposible lo que estaban contando de mi... lo miré y le respondí: "No hay otra versión, yo fui la boba del curso".    

sábado, 21 de enero de 2012

MI EXPERIANCIA CON EL MÁGIO MUNDO DE LOS LIBROS DE AUTOAYUDA.


Para mi es un poco complicado entrar a una librería. Es como entrar en un mundo del cual quiero poseerlo todo, quiero leerlo todo, y opinar de todo. Es una atracción incontenible y puedo pasar horas y horas mirando libros que me gustaría leer.  No importa el género, ni el escritor, ni el número de páginas que tengan; solo importa su título. Sí, yo escojo los libros por el título. Eso si, no se me ocurre entrar a una librería de libros de autoayuda, los libros y los títulos que se exhiben ahí nunca despiertan mi interés. Sin embargo existen sorpresas, y buscando entre títulos  llegué a un libro de Deepak Chopra. Ya se imaginarán. Con este método de búsqueda, he encontrado grandiosos libros y emocionantes historias como el caso de “La Diva Nicotina”, pero también me he encontrado con libros tan malos como el de “Chapola Negras” de Fernando Vallejo; un libro de 500 hojas, que en vez de hablar de José Asunción Silva, habla de todas sus deudas. Parecía que la base de su investigación se basó en el libro contable del suso dicho escritor del cual se suponía se trataba el libro. Sin embargo, y a pesar de lo malo que es, se rescatan las descripciones de las ciudades de esa época y de las costumbres de aquellos años en los que José Asunción Silva caminaba por las calles bogotanas vestido como un dandy a pesar de estar lleno de deudas.
Hay otros libros que simplemente llegan a mis manos, y a pesar de que el título no me dice nada, por la curiosidad me los termino leyendo. Por lo general son esos libros de autoayuda que te prestan los amigos que se preocupan por ti. Esos libros que dan tácticas para conseguir la pareja ideal, para alcanzar el éxito y todas tus metas. Aquellos libros que hablan de la kabala, y las armas secretas para conseguir la felicidad eterna. Me pregunto yo ¿Por qué en esta época hay tantos fenómenos como estos? ¿Tantos libros de autoayuda que son best Sellers?.  Es el caso de los libros de Deepak Chopra. Aunque defiendo de este autor el libro que encontré por su título, “Almas Gemelas”. Este libro es la única novela que ha escrito el autor en toda su carrera, y en toda la cadena de libros de autoayuda que ha escrito. Ese por ejemplo no es un libro fácil de conseguir , ni siquiera se ha oído hablar de él entre sus publicaciones más famosas del autor.  Y la verdad es un libro muy entretenido; es una historia de amor que nada tienen que envidiarle a Madame Bovary, aunque Gustave Fluvert era mucho más escritor que el best seller Deepak Chopra. Pero volviendo al tema de los libros de autoayuda, ¿Por qué tienen tanto éxito en esta generación? Quizás porque  mi generación está tan llena de información que no se conforma con lo que ve, y se ha dedicado a ser una generación inconforme. No se llena con nada, es una búsqueda constante de la felicidad entre lo material y se olvidó de lo espiritual. De pronto en otras épocas lo que hacía la gente confundida, era ir a hablar con el cura. Ahora se leen libros de autoayuda, pues la iglesia ya no significa mucho para la mayoría de integrantes de esta generación. Al contrario ha perdido tanta credibilidad, que la gente busca su lado espiritual en libros, en falsos profetas, y demás. Lo divertido es que en esos libros de autoayuda encontramos los mismos principios que nos recalcó la iglesia desde pequeños, con la visión amplia que nos permite vivir nuestra libertad como seres humanos. Y no crean, en el fondo esos libros terminan por sorprenderlo a uno, y por encontrar nuevas cosas que aunque siempre se han sabido, se lo muestran a uno de una forma práctica y aplicable a la vida cotidiana. Cuando menos te das cuenta, te ves rezando en una esquina y dando gracias a la vida por haber nacido y por haber crecido en este mundo. Todos nosotros nos vamos por diferentes caminos, llaméense Ángeles, reencarnación y sanación del karma, vencimiento del super Ego, o como lo quieran llamar. Al fin y al cabo es el mismo principio de agradecer, rezar, meditar, y encontrar la belleza en nosotros mismo. ¿No es el mismo principio del Catolicismo? La diferencia es que usan un lenguaje que de verdad logra convencerte y no cuarta tu libertad.
En mi caso cuando veo estos libros me parecen una estupidez, pero sin embargo me aventuro a leerlo solo por la curiosidad. Ahora acabo de terminar uno, que nunca me hubiera comprado pues su título es cero llamativo para mí. Este libro me lo prestó una amiga con la firme promesa de que me lo iba a leer todo, entonces pues di paso al conocimiento de las “Reglas Espirituales de las Relaciones” y me leí. Creo que mis amigas me vieron tan sola que me quisieron ayudar a ver si conseguía pareja. Acepto que me gustó, y me gustó mucho. Como todo, tomo lo que  me sirve, y desecho con lo que no estoy de acuerdo y además siento que cuarta mi liberad. Si hay una premisa verdadera en esta generación, es que ante todo somos seres libres: librepensadores, libres de espíritu, libres de tendencias sexuales, libres para escoger la profesión que consideremos, y libres de hacer lo que nos plazca. A partir de aquello que respete nuestra libertad, bienvenido sea el consejo. Pero volviendo al libro, este habla del concepto del príncipe azul o alma gemela, o la otra mitad perdida en el firmamento que nacimos para encontrar. Esa otra mitad que en otra vida dejamos y seguimos enamorados de ellas. Es un concepto bien bonito y romántico si quieres volver a encontrar a esa persona que te hace feliz, pero a su vez es frustrante. Entonces, si amé en esta vida a alguien que ya no quiero mas, ¿estoy condenada a encontrarlo en mi próxima vida? Y si me fue mal, ¿no tengo opción de escoger no volverlo a ver? Por Dios que susto.
Pero bueno, entrando en materia del libro propiamente hablando, los aspectos para destacar, tanto buenos como malos, son los siguientes:
1. Dentro de nosotras como mujeres hay una gran luz que debemos encontrar. Para encontrar esa alma gemela que nos valore y nos acepte como somos, debemos aprender a encontrar la luz y la vida que tenemos por dentro. Si no lo hacemos nuestra pareja solo verá nuestros complejos y los potencializará. En la vida diaria nos miden de acuerdo a como nos sintamos, tanto en el ámbito laboral como sentimental. Si somos seguras y nos mostramos de esa forma, y realmente lo sentimos, así nos verá la gente. Eso, aunque ya lo sabía, me gustó leerlo y encontrar la forma práctica de descubrir mi yo interior, o como dice el libro  “mi luz interior”.
2. “Uno debe ganarse su alma gemela”. Vaya, ¿entonces cuantas decepciones amorosas más necesitaré para encontrar a mi alma gemela? ¿Y cuando es que yo merezco encontrar esa alma? ¿De que dependerá ese merecer? Según el libro depende de encontrar la luz interior. Y no solo eso, sino hacer que esa alma lo merezca a uno. Por Dios! Que tristeza, así creo que en vez de facilitar las cosas lo que pasa es que se dificultan. El concepto de almas gemelas viene ligado al concepto de la reencarnación, entonces si desde otra vida no soy merecedora de esta alma gemela, como diablos lo voy a saber si ni siquiera me acuerdo de mi vida inmediatamente pasada? Además hablan de hacerte merecer y nunca dar el primer paso, pero con base a mi experiencia, los hombres no captan cuando a uno le despiertan cosas. Y muchas veces ni se acercan a uno pensando que uno nunca les va a parar bolsas. A ellos hay que darles las cosas masticadas y ahí si, que se hagan merecedores de mi luz interior. Y si encontrar a mi alma gemela es no dar el primer paso, lo pensaría, porque estoy segura que ella nunca se me acercaría. En eso no estoy de acuerdo, y mis relaciones más duraderas han sido cuando yo doy el primer paso. Eso si, después es que se construye la relación y las cosas fluyen o no. 
3. Este libro excluye a los gays del totazo. Al escritor le hizo falta hablar de las condiciones de pareja entre personas del mismo sexo, porque solo habla de hombre como dador de luz, y de mujer como vasija receptora de la luz. Entonces, ¿como sería el tema entre personas del mismo sexo?  
4. A pesar de los dos puntos anteriores, lo mas cierto, y por lo que este libro me demostró que había valido la pena leerlo, fue esta frase que cita el autor de un psicólogo llamado Harlan Hendriks: “Para que un matrimonio o una relación de compromiso funcione a largo plazo, debes estar dispuesto a hacerlo todo por la otra persona, incluso dejarla.” El verdadero amor, o lo que yo interpreto como amor entre almas gemelas, es aquel amor que deja libertad entre ambos y que entiende cuando el otro no quiere seguir. Eso es amor, dejar a la persona amada por más que uno muera por dentro; aceptar la decisión que toma la contraparte así quisiéramos amarrarnos al ser amado y no dejarlo ir; secuestrarlo entre nuestros brazos para demostrarle que la relación puede seguir así solo sea uno el que ame. Pero eso no es amor, es egoísmo, el amor es libre y es compartir, en el momento en que solo uno está dando es mejor soltar por difícil que sea. Eso si es amor.
Por los consejos prácticos para encontrar la luz, por esta frase, y por los puntos que me dieron carne para criticar, valió la pena leer este libro así el titulo me causara escozor al inicio. Entonces lo importante de los libros de autoayuda, es que te dan consejos prácticos de lo que ya sabes, y además consejos prácticos para implementarlos en la vida diaria. Y en ocasiones te sorprenden mas de lo que pensabas. Yo creo que seguiré dejándome llevar por la curiosidad de los libros que llegan a mis manos, y los leeré pensando que en medio de palabras inútiles algo me quedará. Así afirmo que pertenezco a esta generación, una generación que ha perdido la fe por el exceso de información, que no cree en una iglesia que condena el uso del condón cuando el mundo entero muere de Sida, y que a veces de tanto saber terminamos no sabiendo nada y mas bien parecemos unas enciclopedias sin mucho de fondo espiritual. Y así nunca hubiera pensado en comprar este libro, aprovecho que llegó a mis mano y sacié la curiosidad de leer un libro de autoayuda. Hasta de pronto en un futuro me atreva a comprar uno en una librería de libros de autoayuda o Best Sellers. Quien quita.