Cuando era niña, de pronto me sorprendía fantaseando entre ilusiones
absurdas e incoherentes que llegaban a mi cabeza. Me englobaba imaginando cosas
que pensaba nunca me iban a pasar, y hacía de los momentos mas tediosos toda
una aventura. Podía estar sentada en un salón de clase, pero en realidad estaba
en un mundo donde las cosas más insólitas podían pasar. Podía estar la
profesora, o quien quisiera al frente mío, y yo seguía en mi mundo. Me pasaba
como en esas películas, donde mientras a los niños los regañan, en su
imaginación llega una nave espacial y se lleva a la profesora o a ellos mismos.
Eso mas o menos me pasaba a mi. Igual fui bastante afortunada, casi todo lo que
soñé en ese tiempo se hizo realidad. Siempre soñé ser lo que soy ahora, una
soltera, profesional y rumbera. Aunque nunca pensé que duraría tanto tiempo
soltera. Siempre pensé que cumplidos los treinta años yo debería tener 3 hijos
y un matrimonio. Ese fue el único sueño que no se me cumplió. A veces ese hecho
me hace sentir frustrada, pero otras veces me hace sentir demasiado feliz.
Especialmente cuando veo la vida de la mayoría de mis amigas casadas, que se me
hace bastante tediosa. Entonces ellas son felices de verse conmigo, para que yo
les cuente mis aventuras de soltera. Fantásticas historias que a veces parecen
cuentos que yo misma inventé. Igual ya no son invenciones, son historias que
pasan en mi realidad y que a todos logran matar de la risa por mi forma de
contarlas.
Soy una mujer que depende de si misma, que no depende de nadie, y
que puede ser ella sin importar el que dirán. O de pronto sí… como dijo alguien
que leyó mi Blog alguna vez, y me dijo que me importaba tanto el que dirán que
por eso escribía con cierto toque de resentimiento. Mmm Quizás tenga razón…. Y
quizás mi resentimiento sea hacia aquellos que me robaron la capacidad de soñar
y de creer en mis sueños. Cuando era niña no me importaba soñar y soñar, sin
importar que pudiera llegar a pasar o no. Mis sueños me ayudaban a escapar a ciertos
momentos, y hacían de mi vida una fascinante aventura en mi cabeza. Entonces me
di cuenta que mi imaginación era tan grande, que empecé a escribir historias, a
escribir las cosas que me pasaban por la cabeza, y eso se hacía aun más fascinante.
O si no… ¿De donde creen que salió la idea de tener un Blog?
Cuando fui creciendo y muchas de mis fantasía se fueron cumpliendo,
eso era alucinante, que por absurda que pareciera mi fantasía ella se
cumplía…. Sin embargo… hoy… quisiera recuperar mi capacidad de soñar, de fantasear,
de englobarme y soñar lo mas absurdo y ver con el tiempo que se puede cumplir.
Pero ya eso no pasa… Pareciera que de tantas veces que se ha roto mi corazón,
hubiera perdido la capacidad de soñar y de fantasear. Ya prefiero vivir el día
a día lleno de realidad, cuando lo atractivo de mi vida era vivirla entre la
realidad y mis fantasías. ¿En que momento dejé que las lágrimas, el dolor del
desamor, y las múltiples heridas de mi corazón, me robaran la posibilidad de
soñar? ¿Por qué dejé de vivir la vida? ¿Por qué me dejé robar la sonrisa, y
empecé a vivir la realidad sin sueños? No es justo la verdad. ¿Donde entonces
recupero mi sonrisa? ¿Donde se quedó? ¿Qué pasó con la capacidad de reír a
carcajadas? ¿Por qué ya no creo en los te quieros de nadie? Antes no me
importaba si eran verdad o no; cuando me decían te amo, cuando lo oía, me hacía
muy feliz y me hacía soñar que algo podía pasar y eso era suficiente. Si luego
el te amo no existía, quedaba el recuerdo del momento en que lo había oído y
eso era lo que bastaba. Pero ahora… ahora todo lo dudo, todo lo cuestiono, y a
todo le busco explicación. Una soñadora como yo, un día se volvió racional y
convirtió su vida en una aventura demasiado aburrida. Quiero volver a soñar,
extraño a la niña que era, quiero reír a carcajadas y cometer las imprudencias
de siempre. ¿Donde encuentro a la niña que era, y vuelvo a hacer de mi vida
toda una aventura? Nadie tiene derecho a robarte la capacidad de soñar, ni
siquiera un gran amor… ni nadie. Bienvenida entonces la vida de
nuevo, bienvenida entonces la niña soñadora que era, vuelve a mi que clamo con
desesperación por tu compañía.