Pedro Gerardo era hermano de mi papá. Su viuda, mi tía, es
hermana de mi mamá (dos hermanas casadas con dos hermanos). Él murió cuando yo era
muy pequeña… la verdad que no lo recuerdo muy bien… pero a través de sus
historias y del cariño que todos sentían por él, siempre ha permanecido muy
presente en mi vida. Fue uno de los protagonistas del verdadero secuestro del
avión de Sam, que hoy se conoce gracias a la serie como el vuelo 601 de
Aerobolivar. Era el copiloto en la tripulación de relevo, porque en la vida
real hubo dos tripulaciones: La tripulación comandada por el Capitán Lucena que
fue secuestrada, y la tripulación de relevo comandada por el Capitán Molina. La
primera tripulación después de tantas horas de vuelo, de varios despegues, aterrizajes
y de sobrevolar varias ciudades de Latinoamérica, alerta a los secuestradores
de que el avión no está en sus mejores condiciones y que además ellos están
agotados. Piden entonces ser relevados y es cuando llega al avión, ya secuestrado,
la tripulación de relevo comandada por el Capitán Hugo Molina, con Pedro Gerardo Ramírez como
copiloto, un técnico de vuelo de quien no recuerdo su nombre y dos azafatas
(entre las cuales estaba la verdadera Edilma).
Esta historia siempre me fascinó… era mi favorita… pero era
de la que menos se hablaba… Hace casi 13 años decidí investigarla para conocerla
a fondo, porque como dicen los actores de la serie… “la realidad supera la
ficción”. No encontré mucha información… Era como buscar una historia condenada
a quedar en el olvido… Los protagonistas estaban muertos, no concia quienes
eran las azafatas, no encontraba archivos de periódico, mi familia no contaba nada
diferente a lo que ya habían contado miles de veces; y cuando preguntaba los
detalles, solo respondían… “…Shhh ha! yo no me acuerdo”… en fin… Encontré un par
escritos en blogs y nada más, (los mismos blogs que encontró Massimo Di Rico
cuando inició su investigación). El secuestro fue en mayo de 1973… lo curioso
es que Pedro Gerardo como Copiloto y Hugo Molina como Capitán, murieron juntos
10 años después en un accidente de un avión en otra compañía diferente.
Murieron como tripulación de un avión de carga de la aerolínea de los Coulson… Tampa
(Hoy absorbida por Avianca Cargo).
Me empeñé en recuperar esa historia. Imprimí los relatos que
encontré y me fui a hablar con un amigo director de cine. Quería proponerle que
estudiara la historia y miráramos la forma de hacerla una peli, o una serie, o
algo. Yo sabía que tenía una gran historia entre mis manos. Me dijo (en lo cual
tenía toda la razón) que no tenía mucha información del suceso, que la
investigación que tenía era muy pobre para poder empezar a evaluar la
posibilidad de hacer algo con ella. Además, que había que darle un giro a la
trama para poder llevarla a la pantalla. Hablé con otro amigo productor y la
respuesta fue muy parecida. Traté de ponerme a investigar más y encontrar más
datos para presentar algo mucho más aterrizado, pero me encontré con un gran
vacío de información. Dejé algún
comentario en uno de los blogs donde se hablaba de los accidentes pidiendo más
información, pero nunca recibí respuestas. Entonces dejé los escritos
conseguidos metidos en un cajón y dejé que la historia siguiera su camino al
olvido.
Hace 6 años más o menos, por Facebook me contactó un
periodista e historiador italiano… Massimo Di Rico. Me dijo que como parte de
un libro que estaba escribiendo, estaba reconstruyendo el caso de un secuestro
de avión en Colombia en los años 70, cuyo nombre del Copiloto era Pedro Ramírez
y el Piloto Hugo Molina. Massimo había visto el comentario que había dejado en
uno de los blogs y como buen investigador, se dedicó a buscarme para
preguntarme si era pariente de Pedro Gerardo Ramírez. Me sorprendió y me
ilusionó el mensaje en cuanto lo vi… Lo contesté casi de inmediato, diciéndole
que era mi tío. Comenzamos a hablar. Me dijo que era la primera familiar de
Gerardo que le respondía, que había intentado contactar a sus hijas pero que
ninguna había contestado. Sentía una enorme curiosidad por la historia del
secuestro del avión de Sam y como la misma tripulación había muerto 10 años después
en otro accidente con otra compañía, como si fueran los “Condenados del Aire”.
El mensaje de Massimo fue el aliciente que necesitaba para sacar mis ganas de
recuperar esa historia, así ya no fuera yo quien la escribiera. Me puse manos a la obra a hablar con todos en
mi familia. Ya no era yo sola la que buscaba información, era un periodista italiano
que estaba interesado en sacarla a relucir.
Fue muy divertido… apenas hablé con mi prima Sara, que se
puso a la cabeza de la misión como buena periodista que es, fue como encender
una mecha de colaboración y todos nos pusimos a recopilar la información que
cada uno tenía a la mano para que Massimo pudiera sacar la historia adelante. Mis
Primos, los hijos de Pedro Gerardo, se contactaron directamente con él. Sara se
dedicó a buscar entre los escombros que quedaban de la historia. Lucy (otra prima), dijo que conocía a una de
las azafatas que había estado en el secuestro… y así encontramos a la verdadera
Edilma, (bueno en realidad la encontró Sara, pero yo siempre me he sentido
parte de la historia y siempre me incluyo), quien aceptó a reunirse con Sara
para una entrevista. Nos contó de primera mano lo que había sucedido durante el
secuestro y cómo había sido “El pacto de Caballeros”, que habían cerrado el capitán
y el copiloto de la aeronave con los secuestradores. Cuando ya se habían
liberado todos los pasajeros y solo quedaba la tripulación, los secuestradores
dijeron que se bajarían en Asunción, cada uno con una azafata como
salvoconducto. Ya lo habían hablado con el Capitán Molina quien había aceptado.
Pedro Gerardo no estaba de acuerdo (y con el genio característico de los
Ramírez), lleno de rabia habló con los secuestradores y con el Capitán, dijo que a las azafatas las dejaran en paz y
que se lo llevaran a él. Cabe mencionar que además del mal carácter de mi tío, era ex militar; manejaba las armas
mejor que los secuestradores y era tremendamente fuerte. Se dice que a los
secuestradores les dio miedo y acordaron
que se bajaría en ciudades diferentes, sin que nadie se diera cuenta hasta
que el avión aterrizara en Buenos Aires, para que ellos tuvieran tiempo de
escapar. Junto con la entrevista de Edilma, estuvo la entrevista de mi tío Carlos,
que fue el único hermano que quiso participar. Sara le fue enviando el material
a Massimo poco a poco, quien lo agradeció profundamente. Todos los primos
trabajamos motivados por hecho de recuperar esa historia y hacerle un homenaje
a mi tío Pedro Gerardo… nuestro Héroe familiar.
Al final el libro salió… “Los Condenados Del Aire”. No podía
tener un mejor título. De todas las historias que Massimo investigó, se centró
en la historia del secuestro del avión de Sam y como 10 años después su
tripulación de relevo murió en otro accidente de avión. Lloré de la emoción
cuando leí libro… un trabajo impecable, una investigación profunda y un enfoque
imparcial para la historia de nuestro héroe.
Hace menos de un año, Sara (que también es actriz) me contó
que la habían llamado para hacer el casting de la serie que se inspiraría en la
historia del secuestro. Emocionada le escribí a Massimo para felicitarlo. Estaba
muy satisfecho con el rumbo que había tomado su investigación… Netflix había
comprado los derechos del libro para adaptar la historia a una serie de TV. Sara
se ganó un papel en la serie, que aunque secundario, tuvo la oportunidad de
cerrar esta aventura. Ella que investigó y colaboró en el libro, también se
ganó el derecho de estar en la producción. Al menos una de las dos estuvo allí
y logramos recuperar la historia del olvido.
Resulta curioso… Ahora con la serie aparecen una infinidad
de artículos y escritos que describen el suceso del secuestro… algunos bien
informados y otros desinformados totales. Lo Triste es que muy pocos de ellos,
hablan de la tripulación de relevo. Una tripulación cuyos miembros cuando
salieron de sus respectivas casas rumbo a Aruba, para tomar un vuelo que ya estaba
secuestrado por dos locos cansados y armados, que no se sabía si eran
guerrilleros o no; se despidieron de sus familiares sin saber que podía pasar y
si regresarían vivos de ese viaje. Se embarcaron en esa locura solo por hecho
de cumplir con el deber, acompañados de un maletín con $50.000 dólares para
empezar con la negociación.
10 años después el Capitán Molina y el Copiloto Pedro
Gerardo Ramírez, vuelven a tener otra misión juntos, de la cual esta vez no
salen bien librados. Tenían la misión de llevar un avión con un motor averiado
a Miami para su reparación. Mi tío ya lo había hecho en varias ocasiones, por
lo que no representaba peligro para él. Cuando despegaron de la ciudad de
Medellín, algo falló y el avión se estrelló contra una fábrica en la 65 con 30 en Medellín. Los que oyeron la caja negra, dicen que solo se escuchó la voz de mi
tío gritándole al Capitán Molina: “Nos vamos a matar… nos vamos a matar”. Ese
fue el verdadero final de esa historia.
Gracias Massimo por recuperar nuestra historia del olvido.