Cuando
se termina una relación uno puede quedar de dos formas: o aliviado por haber
terminado una relación que a uno lo ahogaba, o destrozado. No hay punto medio.
Con el tiempo si quedaste destrozado, pueden pasar varias cosas: o no lo
vuelves a ver y no lo recuerdas más, o entendiste que ese no era para ti y
logras ser su amiga, o nunca lo olvidas y cada vez que lo ves sientes que te
tiemblan las rodillas. Cuando pasa esto último, pueden pasar dos cosas a su
vez: o lo miras, y a pesar de que te tiemblan las rodillas, sientes un gran un
cariño por esa persona sin rencor, lleno de alegría y buenos momentos; o a
pesar de que los años han pasado, y el tiempo se supone que ha sanado las heridas,
y además de que te tiemblan las rodillas, lo ves y sientes que aun lo extrañas
y mueres por él. Esas dos son las que demuestran que de verdad amaste demasiado
a esa persona que vuelves a ver.
Si…
quizás hoy la nostalgia me invade. Quizás tenga que ver que mañana es lunes, y
que por lo general los domingos en la noche siempre llegan aquellos pensamientos
nostálgicos a mi memoria para jugar con mis recuerdos. Y quizás por eso quiera
hablar de aquellos amores que te hacen temblar las rodillas, así hallas
terminado con ellos. De aquellos amores a los cuales aun extrañas y a aquellos
a los que aprendiste a querer. Quizás hoy en medio de mi soledad recuerde a
aquel que tanto ame, y ahora cuando lo veo lo debo saludar de beso en la
mejilla pues aun soy su amiga. Entonces me acuerdo que alguna vez en un día de
aburrición en mi casa como hoy, mientras hacía zapping de canal a canal, encontré una entrevista de un famoso cantante
al cual le preguntaban por una de sus ex esposas. Habían sido una famosísima
pareja en los años 80 mas o menos, cuando Gallito Ramírez era la telenovela con
mas rating entre los dos canales que en aquel entonces existían en la
televisión colombiana. Y cuando le
preguntaron a Carlos Vives por la famosa “Niña Mencha”, él sonrió y se quedó
pensando un momento. Luego dijo que nunca la iba a dejar de querer, pues cuando
uno había amado con tal intensidad a alguien, ese alguien nunca se dejaba de
querer así pasaran los años y así hubiera pasado lo que hubiera pasado entre
los dos. Me quedé pensando en esa frase… y si… es verdad, cuando se ama
demasiado a alguien uno nunca deja de querer a esa persona. Así hayan pasado
muchos años. Y lo ves y te alegra de verlo de corazón, y puede ser tu amigo
aparentemente, pero no te digas mentiras nunca será tu mejor amigo. O a caso
¿lo invitarías a conocer a tu nuevo novio? Claro que no. Si te lo encuentras en
la calle no hay problema, lo ves le presentas a tu nuevo novio, le das un
abrazo y parte sin novedad. Pero siempre queda algo en el momento, un recuerdo,
una caricia pasada, o hasta un beso que nunca se dio. Le das un beso en la
mejilla y sigues tu camino. Sabes que no quieres estar con el, pero tu corazón
se alegra de haberlo visto y que estuviera bien. Esa es la primera opción de
cuando lo vuelves a ver y te tiemblan las rodillas pero no lo extrañas,
simplemente te alegras de verlo. Y sí, logras tener una relación cordial con él
sin sobresaltos. Pero y cuando pasa la segunda opción y lo ves, y lo tienes que
saludar de forma cordial de beso en la mejilla cuando antes lo primero que
hacías era darle un beso en la boca. Entonces es cuando digo “Es muy difícil besar en la mejilla a quien
antes besaste en la boca”, sobre todo cuando el tema es reciente.
Cuando
se termina una relación, siempre hay uno que queda más enamorado que el otro.
Si la relación fue muy especial, el que quedó menos enamorado querrá que el
otro siempre esté a su lado y dice la magnífica frase que termina matando al
más enamorado: “…pero sigamos siendo amigos”. ¿Amigos? “Amigo el ratón del queso
y se lo comió”. ¿Cómo poder ser amigo de alguien a quien amaste, y a quien
siempre saludaste con beso en la boca? ¿Cómo ser amigo del ser que amas? ¿Cómo
ser amigo del que ayer fue tu novio, y hacer como si no doliera el corazón? Es
de las cosas más difíciles que existen. Y entonces, si lo ves… ¿Cómo evitar
darle un beso en la boca, y dáselo en la mejilla? ¿Cómo evitar contenerse y no
quitarle los ojos a la mujer que lo acompaña? y ¿Cómo evitar entonces que no te
duela el corazón en lo más profundo? ¿Cómo poder contener las lágrimas?. No es
justo tener que contener las ganas de llorar, saludar con un beso en la mejilla
al que amas y que alguna vez lo saludaste de beso en la boca, y conocer a la
nueva novia del que ayer andaba de tu mano. No es sano ser amigo del que ayer
fue tu novio, a no ser que ya el tiempo de verdad te haya enseñado que no
quieres estar con él. Mientras tanto es matarte poco a poco. O por lo menos eso
me pasa a mi… a ti no te pasa?
Como siempre.... Hermoso... Me encanta como escribes y lo mejor de todo sentirme identificada en la mayoría de ellos y leerlos en el momento justo e indicado... Te quiero mi Margara!!
ResponderEliminarEn primer lugar, deseo felicitarte por concretar la iniciativa de tener un espacio-virtual en que plasmar tus pensamientos y emociones. En lo personal tengo el mismo anhelo, pero no me he tomado el tiempo de hacerlo.
ResponderEliminarEn segundo lugar, señalar que me agradó bastante tu texto. Quisiera, en base a lo mismo, hacer una sugerencia literaria: Manual para no morir de amor, de Walter Riso. Un autor que ultimamente ha tenido cierto eco en las librerías de auto-ayuda (o auto-re-significación en realidad), de lectura amena y fluida. Por otro lado, para una lectura más científica y explicativa del fenómeno del amor-desamor, sugiero el libro "El amor después del amor" de Ricardo Capponi, muy interesante y profundo.
Puedes descargarlo desde acá:
http://filosofosinsentido.files.wordpress.com/2013/07/1384.pdf
Un abrazo fraterno desde Chile.